Cuando llega el final del invierno
y la tristeza te aplasta
solo queda el consuelo
de nuestra mananta
Cuando la discusión es rutina
y te sientes apesadumbrado
solo queda una gran velada
en una subida de romanos
Cuando en la vida nos sentimos
que no somos amados
solo queda lo que oímos
subiendo al compás de los ataos
Cuando la terna es por eucaliptos
que alguien bien o mal ha cortado
solo queda subir acompañaditos
a la plaza del calvario
Cuando la coqueta belleza falta
y no aguanta los años en el espejo
solo queda llevar tu alma
ante Nuestro Padre Jesus Nazareno
Cuando llega nuestra cuaresma
que marca al pontanés el tiempo
solo queda la gran meta
de ser un gran Manantero
Cuando la soledad de ti se apodera
y buscas en alguien consuelo
solo queda cuartel y mesa
lleno de hermanos y sentimientos
Cuando tu orgullo se cambia
y vuelves a empezar a querer
solo queda gritar al cielo con ganas
gracias Dios mío porque yo quiero
Y soy pontanés, pontanés, pontanés,
pontanés, pontanés…
Francisco José Perea Almeda.